8.17.2006

Novela nacida de una atmósfera grisácea

Algo pasó en el universo, cuando se decidió dar cabida a la matanza de los estudiantes y de todos los participantes que hacían resistencia en cada una de las plazas de sus países (Japón, Alemania, Francia, por supuesto, México). Algo sucedió con el golpe de estado chileno, con la impoisición de las dictaduras en los países de Tercer Mundo. Algo se rompió con el fracaso de los movimientos estudiantiles, obreros, magistrales de los años sesentas. Fue la última lucha por la solidaridad y los valores sociales.
Existen muchos libros testimoniales al respecto. También hay teóricos de filosofía, sociología, economía... y de todas las disciplinas de las humanidades, que han reflexionado y escrito sobre este tema: sobre el fracaso, el rompimiento de algo. De qué? No lo sé, posiblemente los idelas; pero lo seguro es que algo cambió. Este comentario surge a propósito de una novela que leí hace un par de días, una obra escrita en 1969 o más bien, publicada en ese año en Uruguay, censurada en España por la represión franquista del momento. La novela en cuestión es Gracias por el fuego del escritor uruguayo Mario Benedetti.
En esta obra, el personaje principal, Ramón Budiño, es un hombre que a pesar de su estabilidad económica (es director de una agencia de viajes), vive con un hueco existencial, surgida de su mediocridad y conformismo. Enamorado siempre de su cuñada, aspirando a una vida diferente y con miedo de revelarse a los negocios sucios de su padre.
Edmundo Budiño, padre de Javier, es un hombre de mucho dinero, que ha ganado su fortuna realizando negocios ilegales, pero siempre conservando la apariencia de ser un gran ciudadano. Su doble vida, su doble moral, le ha valido ser un hombre respetado por toda la sociedad uruguaya, y además, temido por todos aquellos que le sirven. La novela enfrenta a estos dos personajes, en la que se muestra, de manera fragmentada, como pequeños cuadros, el pensamiento y vida de cada uno de éstos.
En los diálogos interiores de Ramón, en la descripción que hace Gloria Caselli sobre su amante (don Edmundo), es donde se puede reconocer la crítica fuerte realizada a la mediocridad, el fanatismo y la ceguera de los habitantes de Uruguay (y por qué no?, de toda la América Latina) La novela explica cómo en este ambiente de desinterés, la ilegalidad y el crimen que habita entre los círculos de los altos políticos, encuentran un colchón reconfortante y gozan de alta impunidad. Las palabras son directas, no hay eufemismos, ni tampoco rodeos. Nada existe que pueda dar un poco de esperanza o confort al lector.

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