2.13.2006

Sólo por intentarlo

BIOGÉNESIS

En un planeta de un universo que a pesar de los siglos, continúa virgen, los bípedos se miran indiferentes ante su belleza corporal. Viven desnudos, unos ante los otros. Sin embargo, hace algunos días que los ojos de aquellos rostros despreocupados, se puede vislumbrar cierta inquietud instintiva: el fruto del discernimiento caerá en cualquier momento y lugar. Reconocen una agitación extraña debajo de sus dorsos delgados, como si fuera reflejo de una herencia genética. Intuyen que caerá, deslumbrado por la luz del sol o escondido, a discreción, por las sombras. Sin decirse nada, pues nada contiene sus cerebros, caminan y vigilan sus huellas, esperando o reprimiendo la inquietud; pero una serpiente ha burlado sus pasos, ya sube al árbol prohibido y pone nombre a la primera mujer del Edén.

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